
Cuando empecé a hacerme preguntas y a cuestionar por qué a pesar de todos los cuidados, medicamentos, tratamientos y visitas a los médicos no me sentía realmente bien ocurrieron 3 cosas:
Me culpé a mi misma: mi lógica ignorante me decía que si estaba haciendo todo al pie de la letra y no estaba en remisión clínica era porque entonces algo definitivamente no estaba bien conmigo o que no había entendido las indicaciones. Si la ciencia dice que con A+B el resultado es estar saludable, entonces yo soy la que no puedo sumar esas variables de la manera correcta.
Visité a varios doctores: busqué diferentes opiniones médicas haciendo listas de mis síntomas y repitiendo en cada visita mi historial médico esperando encontrar una respuesta diferente o un momento eureka que me explicara donde estaba el error o la ausencia de algo que faltaba en mi día a día, porque al fin y al cambio la ciencia es ciencia y debería ayudarme.
Me dió un ataque informativo: empecé a buscar otras fuentes, a leer lo que fuera sobre mi enfermedad, a unirme a grupos en línea de pacientes con cosas similares o iguales a mi. Empecé a cuestionar mi propia realidad.
Mi enfermedad ocupó tanto espacio en mi mente y en mi realidad que sentía que se había convertido en todo lo que era, y mas allá de ella no tenía mas para ofrecer; que mal error etiquetarme bajo una condición, pero en ese momento no sabía mas allá de eso.
Finalmente gracias a la duda encontré una ruta... tenue y difusa pero algo es mucho mas que nada y ahí empecé otra historia.
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